viernes, 18 de diciembre de 2015

Héctor Alvarez Castillo


II



Un día
Un colorado traidor
Se hizo de hombres
Y de barcos.
El Imperio del Brasil
Aprovechó
La enemistad entre orientales,
Y con cañones, fusiles
Y miles de soldados,
Quebró las defensas
De Paysandú:
Ciudad heroica,
Valiente y noble
Pueblo sanducero.

Un mes
Los bravos orientales
Soportaron el sitio,
Un mes en la ciudad,
Otra vez castigada,
Se oyó el bramido
De los cañones,
Se respiró el humo de las armas,
El gemido de los hombres,
El olor a la matanza.

En Caridad
Las mujeres
Se refugiaron
Con niños,
Heridos
Y ancianos.
En Caridad,
Isla que en las costas
Del Uruguay
Hermana dos patrias,
Baño de plata
Que salva,
Patrias
Que son el hombre
Y su imagen
En el agua.

“Heroico Paysandú
Yo te saludo,
Hermano de la patria
En que nací”.

A fuego y sangre
Entraron
Las milicias de Venancio:
Allí nació el ejército
De brasileros y uruguayos;
Fuerzas que sembraron
Suerte despiadada.
Ése fue el origen,
La semilla
De la afrenta;
Esas jornadas
Sólo auspiciaban
Sangre, dolor y muerte
En la nación paraguaya.
Sueños de expansión
Tenía el Imperio,
Antiguo dominio
De los fuertes
Sobre los débiles.




Esas fuerzas de Venancio
Se ganaron, por los siglos,
El escarnio.
Los muertos aún desfilan,
Hacen ruido en los esteros,
En lodazales y pantanos.
Quiebran lanzas
Y degüellan.
No se saben apariciones,
No lo saben,
Moran al lado
De los ka`aguy póra.
Son las ánimas
Que se mueven
Al son de guerra
En la batalla.
No descansan los jinetes,
No descansan los soldados.
¡Tanta suerte despiadada!

“Heroico Paysandú
Yo te saludo,
Hermano de la patria
En que nací”.



Así fueron esos días
En la primavera del sesenta y cuatro,
Para enero el Uruguay
Tenía a Venancio en el palacio
Y a Cruz Aguirre derrocado.

Flores, apellido aciago,
Flores generosas en las tumbas
Junto a lápidas,
Y en las fosas los valientes,
Los mejores militares
Contra el paredón fusilados.

¡Esa triste epopeya
No la pintaste,
Querido Cándido!
Tu mano se guardaba
Para el mayor estrago
Entre naciones americanas.

En las ciudades, en los pueblos,
La gente
No se siente en buena casa;
Algunos se confiesan,
Otros por temor, callan.
Se huele lo que se avecina,
Se mancillarán
Las armas de la Patria;
Ayer liberaron,
En la noche que nace
Masacran.

Nuestra tierra
En su infancia
Troca esperanzas
Por agonías.
¡Malhaya quien festeje
Tal suerte desalmada!

“Heroico Paysandú
Yo te saludo,
Hermano de la patria
En que nací”.


(Fragmento del poema: Memorias de la Guerra Guasú)


Héctor Alvarez Castillo nació en el año 1961, transcurriendo su infancia en la localidad de Villa Ballester, Pdo. de Gral. San Martín. Desde 1979 comenzó a colaborar y a dirigir distintos medios periodísticos y culturales. Por El Prisionero, recibió el Premio Bululú (Temporada 2008/2009), a la mejor obra dramática. En el año 2011 se le concedió el Premio de Poesía “Alejandro Roemmers”, que otorga la “Fundación Victoria Ocampo”, por el libro: La palabra es deseo, y otros poemas. En 2013 recibió el Primer Premio del Concurso “Micro-relatos del barrio”, organizado por el Sanatorio Modelo de Caseros, por su ficción “Fantasma en Sáenz Peña”.
Otras obras de su autoría son: Amatista, 1981-1985 (poesía), Camino a Babel. Conversaciones con Jorge Luis Borges (ensayo), Metamorfosis (cuento), Gerstrauss o el Amor (cuento) y la colección de ficciones breves: Naif. Del Juego a la Literatura.
Su obra ha sido traducida parcialmente al inglés, francés e italiano.

2 comentarios:

  1. Este modelo no cierra sin represión.

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    1. Claudio, buenas tardes, se nos escapa un tanto el comentario y la relación con el texto. ¿Podés aclarar? Saludos.

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