II
Un día
Un colorado traidor
Se hizo de hombres
Y de barcos.
El Imperio del Brasil
Aprovechó
La enemistad entre
orientales,
Y con cañones,
fusiles
Y miles de soldados,
Quebró las defensas
De Paysandú:
Ciudad heroica,
Valiente y noble
Pueblo sanducero.
Un mes
Los bravos orientales
Soportaron el sitio,
Un mes en la ciudad,
Otra vez castigada,
Se oyó el bramido
De los cañones,
Se respiró el humo de
las armas,
El gemido de los
hombres,
El olor a la matanza.
En Caridad
Las mujeres
Se refugiaron
Con niños,
Heridos
Y ancianos.
En Caridad,
Isla que en las
costas
Del Uruguay
Hermana dos patrias,
Baño de plata
Que salva,
Patrias
Que son el hombre
Y su imagen
En el agua.
“Heroico
Paysandú
Yo
te saludo,
Hermano
de la patria
En
que nací”.
A fuego y sangre
Entraron
Las milicias de
Venancio:
Allí nació el
ejército
De brasileros y
uruguayos;
Fuerzas que sembraron
Suerte despiadada.
Ése fue el origen,
La semilla
De la afrenta;
Esas jornadas
Sólo auspiciaban
Sangre, dolor y
muerte
En la nación
paraguaya.
Sueños de expansión
Tenía el Imperio,
Antiguo dominio
De los fuertes
Sobre los débiles.
Esas fuerzas de
Venancio
Se ganaron, por los
siglos,
El escarnio.
Los muertos aún
desfilan,
Hacen ruido en los
esteros,
En lodazales y
pantanos.
Quiebran lanzas
Y degüellan.
No se saben
apariciones,
No lo saben,
Moran al lado
De los ka`aguy póra.
Son las ánimas
Que se mueven
Al son de guerra
En la batalla.
No descansan los
jinetes,
No descansan los
soldados.
¡Tanta suerte
despiadada!
“Heroico
Paysandú
Yo
te saludo,
Hermano
de la patria
En
que nací”.
Así fueron esos días
En la primavera del
sesenta y cuatro,
Para enero el Uruguay
Tenía a Venancio en
el palacio
Y a Cruz Aguirre
derrocado.
Flores, apellido
aciago,
Flores generosas en
las tumbas
Junto a lápidas,
Y en las fosas los
valientes,
Los mejores militares
Contra el paredón
fusilados.
¡Esa triste epopeya
No la pintaste,
Querido Cándido!
Tu mano se guardaba
Para el mayor estrago
Entre naciones
americanas.
En las ciudades, en los pueblos,
La gente
No se siente en buena casa;
Algunos se confiesan,
Otros por temor, callan.
Se huele lo que se avecina,
Se mancillarán
Las armas de la Patria;
Ayer liberaron,
En la noche que nace
Masacran.
Nuestra tierra
En su infancia
Troca esperanzas
Por agonías.
¡Malhaya quien festeje
Tal suerte desalmada!
“Heroico
Paysandú
Yo
te saludo,
Hermano
de la patria
En
que nací”.
(Fragmento
del poema: Memorias de la Guerra Guasú)
Héctor Alvarez Castillo nació en el año 1961, transcurriendo su infancia
en la localidad de Villa Ballester, Pdo. de Gral. San Martín. Desde 1979
comenzó a colaborar y a dirigir distintos medios periodísticos y culturales.
Por El Prisionero, recibió el Premio Bululú (Temporada 2008/2009), a la mejor
obra dramática. En el año 2011 se le concedió el Premio de Poesía “Alejandro Roemmers”, que otorga la “Fundación Victoria Ocampo”, por el
libro: La palabra es deseo, y otros
poemas. En 2013 recibió el Primer Premio del Concurso “Micro-relatos del barrio”,
organizado por el Sanatorio Modelo de Caseros, por su ficción “Fantasma en
Sáenz Peña”.
Otras
obras de su autoría son: Amatista, 1981-1985 (poesía), Camino a
Babel. Conversaciones con Jorge Luis Borges (ensayo), Metamorfosis (cuento),
Gerstrauss o el Amor (cuento) y la colección de ficciones breves: Naif.
Del Juego a la Literatura.
Su
obra ha sido traducida parcialmente al inglés, francés e italiano.
Este modelo no cierra sin represión.
ResponderEliminarClaudio, buenas tardes, se nos escapa un tanto el comentario y la relación con el texto. ¿Podés aclarar? Saludos.
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